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sábado, 2 de julio de 2022

Grandes series policiales

Grandes series policiales

El policial en la literatura tiene rasgos típicos. Estos posteriormente se transpolaron a la televisión. En ese medio el policial estableció un canon. Hasta recientemente las series policiales mantenían estos rasgos comunes en sus tramas, personajes, e historias. En la actualidad las plataformas en muchos casos ya no utilizan la clasificación por géneros. Netflix utiliza adjetivos como: crudo, escalofriante, sutil, íntimo, ingenioso, complejo. Por ejemplo, Better Call Saul está catalogado: inusual. Otras plataformas ordenan sus series por criterios como: "últimos lanzamientos", "series dignas de maratón", "para pasar un buen rato".
 Amazon Prime Video ordena su contenido por género. Sin embargo no está pensado tanto en un sentido clásico, literario, sino espacios de aglutinación amplios. Por ejemplo existe un género Crimen y policíaco en el que se pueden encontrar títulos muy diversos de series o películas que no cumplen con los criterios rigurosos del policial.

Aquí seleccionamos algunas series policiales que consideramos cumplen con el canon del género. La selección abarca desde los años 90 hasta la actualidad. Esta es solo una muestra de series representativas del género policial. No consideraremos series inglesas porque su variante del género es distinta. El sistema legal y jurídico inglés hacen que su relato policial sea diferente al canon que nos intentamos expresar aquí. Tal vez eso amerite su propia publicación.

Aquí algunas grandes series policiales


La ley y el Orden (1990-2010)
Creador: Dick Wolf
21 Temporadas
Disponible en Amazon Prime Video

La serie que dio origen a la prolífera franquicia de Dick Wolf. Aún se sigue emitiendo La Ley y el Orden: Unidad de Víctimas Especiales, la serie más exitosa de la saga. Su propuesta era original y su formato innovador. Desarrolla dos historias separadas. Por un lado la de los policías resolviendo el caso. Por el otro los fiscales llevando a juicio a los acusado. De esta manera se intentaba mostrar la complejidad de la trama humana detrás de un delito. 
Un relato muy bien complementado. A lo largo de sus 21 temporadas ajustaron este esquema narrativo al máximo. Excelente trabajo de Dick Wolf  y su equipo de escritores. Cada episodio es una tragedia griega.
Un elemento fundamental de La ley y el orden es la dinámica entre las parejas de detectives y del fiscal del distrito y su asistente. A lo largo del tiempo los detectives y fiscales fueron rotando. Los personajes más memorables son la Teniente Anita Van Buren, el Fiscal del distrito Jack McCoy y el Detective Lenny Brascoe.
El nivel de producción de esta serie es muy bueno incluso si se considera que es anterior al auge de las series y las plataforma. La producción se destaca en el casting de los actores de reparto. Ente ellas se incluyen grandes estrellas. 
Un clásico bien producido que preserva el género policial de manera original.

NYPD Blue (1993-2005)
Creador: Steven Bochco y David Milch
12 Temporadas
Disponible en Star Plus


Esta serie intenta capturar el espíritu del trabajo de detective en el precinto 15 de la policía de Nueva York. Cabe aclarar que su estreno era anterior a Giuliani y el atentado del 11 de septiembre. En ese sentido este policial continúa el mito de la ciudad peligrosa plagada por el delito. Este es un relato de policías rudos.
Pero esta figura anacrónica es reivindicada por los sacrificios del servidor público. Andy Sipowitz encarna el peor esterotipo de policía violento y racista. Sin embargo este anti-heroe se convertirá en la estrella de la serie.
La labor policial va incorporando de a poco la vida personal de los personajes. NYPD Blue se pliega al canon del género durante sus primeras temporadas. Estas fueron problemáticas por la renuncia de David Caruso al rol protagónico, dejando ese papel a Jimmy Smits.
La serie tuvo que adaptar su narrativa al multiculturalismo liberal emergente de los 90. Esto significó romper los prejuicios raciales, sexuales y de género. Se aprecia ese giro marcado por el paso del tiempo. 
Los casos son interesantes. Estan bien presentados. A lo largo de las temporadas las escenas de los interrogatorios adquieren más relevancia haciendo más interesante la serie.
Andy Sipowitz es un gran personaje que más allá de sus límites y defectos entregó su vida al servicio de su ciudad.

The Wire (2002-2008)
Creador: David Simon

5 Temporadas
Disponible en HBO MAX


En toda lista sobre los mejores policiales de todos los tiempos está incluida The Wire. Indiscutidamente una obra de arte. Esta es una serie original. El estilo narrativo de David Simon es muy singular. La historia se desarrolla a partir de relatos independientes. Estos se desarrollan por separado aunque estan intimamente involucrados, como las caras de una misma moneda. El punto de vista del narrador tambien cambia en cada temporada. Una matriz narrativa esquicita.
La acción está situada en la ciudad de Baltimore. Una ciudad en sumergida en la pobreza y delincuencia. 
Hay un comentario o crítica social de fondo en esta serie. Puede que no sea "muy entretenida" o haya cautivado a las audiencias. Pero ofrece una historia original donde se superponen la lucha contra el delito, la burocracia policial y la inercia política.
Por momentos la serie nos recuerda escenas de la película La conversación de Francis Ford Coppola donde el trabajo policíaco es un poco como el trabajo del espía. Un trabajo que requiere mucha paciencia al igual que esta serie.

The Shield (2002-2008)
Creador Shawn Ryan

7 Temporadas
Disponible Amazon Prime Video / Paramount Plus


The Shield en su momento fue una serie rupturista por varias razones. La primera porque proponía un relato en primera persona al estilo "cámara en mano" que ponía al espectador dentro de la acción. Filmada desde una cámara móvil que ya anticipaba la subjetividad de The Office en la que se simula una presencia, de poder observar los hechos desde el lugar donde están sucediendo.
En segundo lugar hay cambio de locación de New York y la costa este a California. Esto propone otro enfoque cultural.
La premisa de esta seria plantea un dilema moral. ¿Hasta donde estarías dispuesto a llegar para combatir al delito? Que luego conduce a la pregunta: ¿Porque no nos podemos quedar con parte del dinero sucio que incautamos de los delincuentes?
Uno creería que esas preguntas tienen respuestas categóricas. Pero las calles enseñan que las cosas no son tan blanco y negro. Vic Mackey es un personaje ambiguo. No queda claro si es un héroe o un villano.
El nombre The Shield es una alegoría al poder y la impunidad. En esta serie la placa de policía es un licencia para imponer la propia ley.

La ley y el Orden: Intento Criminal (2001-2011)
Creador: Dick Wolf
10 Temporadas
Disponible en Amazon Prime Video

Esta serie de la franquicia La ley y el orden relata los casos de la división de crímenes mayores del departamento de policía de Nueva York. Estos detectives investigan delitos planeados y perpetuados con intención criminal.
Los detectives Robert Goren y su compañera Alexandra Eames protagonizan esta historia. Goren es un personaje comparable con Sherlock Holmes. Un detective con agudos talentos y personalidad exéntrica.  
El ingenio de los casos es asombrosos. Hay una propuesta lúdica con el televidente al brindar algunas pistas al comienzo de cada episodio antes que se cometa el crimen.
Esta serie no se trata de la fuerza bruta sino del ingenio. Especialmente la manipulación psicológica. Los interrogatorios constituyen el núcleo de la acción dramática de la serie. En los cuales Bobby Goren siempre consigue una confesión apelando al narcisismo del sospechoso. 
Goren es incomprendido por su estilo singular y no tiene buena reputación entre sus jefes. A pesar de eso resuelve casos.
Su genialidad por momentos roza la locura y a lo largo de las temporadas se ve cada vez más marginado cediendo protagonismo a Mike Logan (Chris Noth) y Zach Nichols (Jeff Golblum).
Una verdadera joya de Dick Wolf, el padrino del género policial.

True Detective (2014-2019)
Creador: Nic Pizzolatto
3 Temporadas
Disponible en HBO MAX


Aunque hay que reconocer que la primer temporada es la única que se destaca y las dos restantes son más inconsistentes, True Detective es una obra maestra del género policial. Cada temporada funciona de forma unitaria e independiente contando historias diferentes. 
Como es característico de HBO esta es una gran producción con estrellas como Matthew McConaughey y Woody Harrelson, que al menos, en su primer temporada, rindió sus.
Este policial es original por desarrollarse en una zona rural y su narración que desarrolla distintas líneas temporales. 
En la trama se puede apreciar el contraste del orden del mundo rural con la ley. Por sobre todo se destaca el compromiso con descubrir la verdad.
Más allá de la historia que es atrapante, la actuación de Matthew McConaughey es cautivante. Una actuación digna de un premio Oscar.
Aunque se aleje del canon del género nadie negaría los méritos de esta serie como policial.

The closer (2005-2012)
Creador James Duff

7 temporadas

The Closer fue la apuesta de TNT de producir un policial para grandes audiencias. Situando la acción en la soleada California propusieron una atmósfera atractiva y una textura más brillante. Intentan meticulosamente recrear una realidad que a veces se siente un poco artificial. Incluso a lo largo de las temporadas fueron incluyendo giros humoristicos que por momentos parecen de un sitcom.
La innovación que introduce The Closer es asignar el papel protagónico a una mujer.
Brenda Leigh Johnson es una ex-interrogadora de la CIA que en su nuevo cargo como subjefa de policía de Los Angeles dirige el escudaron de casos especiales. La jefa Johnson, que se presenta como una delicada dama sureña, se caracteriza por -como sugiere el título- cerrar casos. Es una gran líder, dirige muy bien su equipo, pero su gran talento son los interrogatorios.
Siempre consigue una confesión. Cada episodio va construyendo intriga en anticipación al interrogatorio donde se develará el misterio.
La jefa Johnson es otro personaje literario memorable. Combina elementos de Hércules Poirot y Carrie Bradshaw de Sex and the city. Hay un gran desarrollo de todos los personajes. Esto permite crear grandes dinámicas en el equipo.
El montaje es otro elemento que se destaca en esta serie. Hay gran atención a los detalles en la continuidad en las escenas lo que da lugar a enriquecer el guión con varios gestos corporales.
Un policial clásico para todo público.

Bosch (2014-2022)
Creador Titus Welliver
7 Temporadas
Disponible en Amazon Prime Video

El ascenso de las plataformas y los tiempos no contribuyeron con las series policiales. El arquetipo del detective es ya un personaje cancelable. En contra de este clima cultural Titus Welliver se atrevió a producir y protagonizar Bosch. Esta serie intenta actualizar el policial negro al estilo Raymond Chandler. Bosch encarna la figura del anti-heroe. Este detective acepta de forma estoica el rechazo público y el desprecio del departamento de policía. En definitiva a Bosch no lo motiva el reconocimiento sino su obsesivo compromiso con las víctimas. Esta misma obstinación con la verdad es lo que lo mete en problemas con sus jefes y los hombres poderosos de la ciudad que viven en la impunidad.
En esta serie se puede apreciar una continuidad con la figura del policía rudo con el ciudadano ideal de la cultura californiana. Bosch de alguna manera es un personaje nostálgico y anacrónico. Escucha jazz en un tocadiscos. Un figura pintoresca de otro tiempo. Al mismo tiempo encarna la figura actual del profesionalismo policial, el funcionario competente y el burócrata responsable.
Los casos se desarrollan a lo largo de cada temporada. En este sentido plantea un desarrollo lento que exige poner atención a los detalles y pistas que van descubriendo en esta trama con giros inesperados.
La labor policial, la vida de la ciudad, el funcionamiento de la burocracia y los lazos comunales tejen esta historia de los que velan por los desamparados tratando de resolver sus crimines. 

Bosch Legacy (2022-)
Creador Titus Welliver
1 Temporada
Disponible en Amazon Prime Video

El final de Bosch fué una noticia triste. Sin embargo eso dio lugar a su continuación en Bosch Legacy. Esta nueva serie continúa la misma historia y personajes de Bosch. Lo novedoso de esta serie es que Harry Bosch ya no es policía. El policía en esta serie es su hija, Maddie Bosch. Este policial intenta de a poco entregar el protagonismo a los personajes femeninos. Esto es parte del "legado" que de alguna manera alude a adaptar el género a las narrativas actuales.
Bosch Legacy tiene la virtud de establecer su sentido de la realidad en una sociedad postpandemica.
En algún sentido Bosch Legacy es una serie un poco pretenciosa. Se propone muchas cosas y ha generado mucha expectativa.
Tal vez el legado de esta serie sea entregar el protagonismo a nuevo policial negro con más protagonismo femenino.

Southland (2009-2013)
Creadora Ann Biderman

5 Temporadas

Southland fue uno de los tantos intentos fallidos de producir un policial situado en la ciudad de Los Angeles. La serie era excelente pero tenía un reparto muy amplio, era muy cara de producir, y las audiencias no la acompañaron. TNT cedió la producción a NBC que la continuó por 4 temporadas más.
Este historia se constituye a través de los relatos paralelos de un grupo de policías. Cada personaje aporta su parte a esta narración sobre la labor policial en esa ciudad. La novedad de esta modalidad es que cuenta la historia desde distintos puntos de vista como los patrulleros uniformados, los detectives, los sargentos y los comandantes.
Southland intenta incorporar la singularidad de la vida de Los Angeles en el relato policial. La serie proponía una mirada y comentario sobre la estratificación y contrastes sociales de la ciudad y la dificultad de preservar el orden en una sociedad con injusticias.
Excelente elenco. Personajes interesantes. Pero siempre se notó un poco la agonía de mantener a flote la serie en la producción. Aunque nunca llegó a alcanzar el rítmo que se proponía lograron algo bastante bueno.

Blue Bloods (2010-)
Creadores Robin Green Mitchell Burgess

12 Temporadas
Disponible en Direct TV

Blue Bloods es una serie que tiene audiencia propia. Porque además de ser un policial es un drama familiar. La serie trata sobre una familia de policías y todos los episodios tienen su escena de la mesa familiar. Claramente una serie "conservadora" por su narrativa de la preservación de las tradiciones familiares y respetar las instituciones. Es relato moral sobre la policía: Basicamente una moraleja.
El relato policíaco esta muy bien estratificado. Hay un miembro de la familia en cada eslabon del trabajo policial. Esto permite identificarse con distintos personajes y situaciones.
Pero el mayor atractivo de la serie son sus escenas familiares en los que se da lugar para la reflexión.
Protagonizada por Tom Seleck 

Murder: Life in the streets (1993-1999)
Creador: Paul Attanasio
7 Temporadas


Tal vez el dato más relevante de esta serie es que está basada en libro de David Simon quien después crearía The Wire. Tiene muchos guiños y lugares comunes de este autor. Por ejemplo la acción se desarrolla en la ciudad de Baltimore.
Más allá del libro y guion la serie ofrece momentos que parecen extraídos del teatro experimental. Propone puntos de vistas subjetivos que nos recuerdan la psicología de las películas de Aronofsky.
Un drama kafkiano con una textura áspera. Un relato visual sin ninguno de los atractivos de grandes ciudades como New York o Los Angeles. Los detectives de Baltimore no tienen tanto glamour.
Una serie que se asemeja al cine de autor donde la acción es accesoria a la entrega dramática de los atores. Excelente desempeño actoral.
Hay un gran desarrollo de los personajes, sus penurias y frustraciones. Un relato crítico de la institución, del racismo, y la violencia de una ciudad abandonada a la decadencia.
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domingo, 15 de mayo de 2022

¿Sabés quien es?

 ¿Sabés quien es? es una miniserie de suspenso de Netflix que te mantendrá atrapado. Un thriller original con una trama que te mantendrá desorientado y obligará estar atento a la historia para saber que es realmente lo que pasa o que fué lo que pasó, en un pasado analógico que ya parecía estar olvidado. Este estreno de 2022 está protagonizada por la ganadora del Oscar Toni Collette quien deslumbra con su interpretación de un personaje con una doble vida. Una gran producción que incluye acción, grandes escenarios y recreaciones históricas. Una obra muy completa en términos de historia, reparto, valor de producción, con una importante dosis de emoción. El relato pormenorizado de la historia tiene grandes sobresaltos que dan vuelta la trama repentinamente.



La recepción de esta miniserie no creó demasiado revuelo ni entre la crítica y las audiencias. También es cierto que recientemente que la aparición de tantas plataformas de streaming muchos estrenos de Netflix quedaron un poco opacados. Este podría ser el caso de ¿Sabes quien es?
Este thriller combina elementos del policial, la intriga política, y el pasado olvidado de un grupo de activistas radicales de los 70.



La historia tiene algún parecido con la vida de Patty Hearst, la hija del magnate de los medios que se unió a un grupo radical y fingió su rapto. Ahí es donde terminan las similitudes. Porque sin duda esta historia es más compleja y un tanto más actual, aunque mantiene una línea de continuidad de una historia anterior al neoliberalismo donde todavía existían las utopías de crear un mundo mejor a través de la lucha urbana armada.



Esta miniseria está compuesta por 8 episodios de 55 minutos. Esto resulta en una poderosa novela cinematográfico que logrará cautivar al público que le guste el contraste entre épocas recientes.



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domingo, 12 de julio de 2020

Grandes series canceladas

Grandes series canceladas


Por: Ricky Esteves   twitter  @rickyesteves 

Las series tienen un ciclo de vida, una duración, y eventualmente un final. Algunas logran prolongarse y mantenerse en el aire y otras no. Eastenders, por ejemplo, lleva 35 años consecutivos. Los Simpsons tienen 31 temporadas. Southpark 23. El policial La Ley y el orden UVE lleva 21 temporadas en pantalla.

Así como estos programas tienen gran éxito de audiencias y trascienden en el tiempo, otras series no logran cautivar al público y caen en el olvido como si nunca hubieran existido. No hay manera sencilla de saber la razón por la que una serie tiene éxito o no. Nos interesaría señalar aquí que no necesariamente la cancelación de una serie significa que sea "mala". En este sentido planteamos que al menos existen dos puntos de vista, el del público y el de la crítica. En algunos casos estas miradas pueden ser autónomas, es decir que el público no comparta el gusto de la crítica y viceversa. El éxito de crítica no garantiza un éxito de público. Tampoco la crítica y el público son homogéneos. Hay públicos y críticas. Es decir que hay lugar para estas series para en alguien.

Proponemos valorar y rescatar estas series. Nos gustaría pensar estas series como obras de arte -que como en el caso de Van Gogh- no encontraron su tiempo y no pudieron ser reconocidas como debieron en su momento. Ahora, con el tiempo, podemos apreciar estas historias de otra manera.

Hoy las series son el nuevo cine de autor. Son el medio narrativo por excelencia de nuestro tiempo.

En esta selección consideramos series que no hayan tenido más de tres temporadas. A partir de cuatro podríamos considerar que las series han tenido cierta aceptación. Pero la marca de las tres temporadas indica el fracaso de un programa de televisión.

En el peor de los casos esto puede servir de guía para hacer mini-maratones de series que no demanden más de un fin de semana y tengan algún valor artístico. Es decir, más allá del interés por las historias o temáticas, tienen elementos para reflexionar sobre aspectos de nuestras realidades cotidianas.

Aquí algunas de las grandes series que han sido canceladas al menos después de tres temporadas.


Deadwood (2004-2006) HBO.

Deadwood tal vez esté entre las mejores series de HBO y hasta de la televisión en general. Un acontecimiento televisivo de la envergadura de The wire (2002-2008). Una super-producción en  un género híbrido post-western. No es la típica historia de frontera y origen mítico de los Estados Unidos. E una ficción que mezcla personajes históricos como Buffalo Bill, Calamity Jane y George Hearst, en una trama de intriga en la lucha por establecer la comunidad en el borde del mundo. Deadwood permite observar como la historia de la civilización es la historia de la barbarie. Una obra de arte de realismo de finales del siglo XIX que se disfruta en todos sus aspectos. Una extraña pieza de "americana" que captura un espíritu de época.

Aunque no encaje bien en la clasificación genérica del western presenta un drama histórico del proceso de acumulación originaria que dio lugar a la sociedad de la costa este de los Estados Unidos. Deadwood muestra la lucha que estratificó a su burguesa. Es básicamente la historia de la resistencia plebeya (pequeño-burguesa) al poder de Hearst (actual propietario del imperio de medios).

Los personajes son duros pero entrañables. Todos nos terminamos enamorando de los insultos (muy políticamente incorrectos) de Al Swearengen y nos encanta el estoicismo de Seth Bullock (interpretado por Timothy Olyphant). El relato de ambición de los colonos de Deadwood presenta varias tramas románticas que no se quedan en narrativas tradicionales. Hay un intento de testimoniar la historia del pueblo o la gente al estilo Howard Zinn. Un realismo a lo Emile Zolá o Proust que intenta transmitir los olores y texturas de un lugar y una época. Una trama a lo Maquiavello o Shakespeare en el oeste. Una obra de teatro clásica. Un proyecto televisivo titánico que no prosperó. Una producción enorme en narrativa reparto, escenario y decorado. Una serie que ofrece un deleite visual y auditivo.

Parecería que están por resurgir esta serie. De hecho HBO ha estrenado una película Deadwood (2019) con el reparto original y la misma trama argumental.


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martes, 7 de julio de 2020

Snowpiercer

Snowpiercer

Snowpiercer es una serie de Netflix basada en la película del director ganador del Oscar a Mejor película  Bong Joon-ho. La historia transcurre en un futuro distópico en el que el planeta se ha congelado y la única vida existente persiste en un tren que circula infinitamente a través del mundo.


La serie presenta un versión diluida de la película y adaptada al genero policíaco. Aunque la temática de la premisa sigue siendo las injustas y diferencias sociales en un mundo al borde de la extinción. Un tema alegórico a cierta realidad neoliberal de la precarización y supervivencia. Como la película Parasito, el cine de Bong Joon-ho tiene una mirada crítica que logra captar en la ficción aspectos de nuestras vidas cotidianas.


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lunes, 6 de julio de 2020

Una reseña de Sincerely Louis CK (2020)

¿Está bien reírse de esto? Una reseña de Sincerely Louis CK (2020)

Por Diego Labra @omnivorcultural


Llegué a El Mamut, un disco preferido, gracias a una amiga que ponía el vivo de Massacre en repeat durante esas largas tardenoches de estudio en que preparábamos orales y domiciliarios. Pero ella ya hace mucho que no escucha a la banda de sus amores adolescentes. Una decisión tomada a la luz de la barrabasada que dijo Walas sobre las denuncias de abuso que sacudieron al mundillo del rock under/indie local hace unos años, por los cuales el cantante pidió y volvió a pedir perdón. No puedo dejar de pensar en eso, en ella, mientras miro y me río con Sincerely Louis CK, el nuevo especial del titular comediante. 


Para los que no lo sepan, C.K. (Székely de nacimiento) es un estandapero, escritor, cineasta norteamericano quién, si bien venía laburando fuerte desde los noventa, logró mayor visibilidad y reconocimiento durante la década pasada gracias a su rupturista sitcom Louie (2010-2015) y las posteriores giras de estadio que este éxito televisivo le habilitó. Durante un lustro, la crítica de televisión le cantó loas, galardonándolo en listas de lo mejor del año, cada año, y peleó la punta en rankings de los comediantes más taquilleros de habla inglesa.

Todo esto hasta que, en noviembre de 2017, apenas un mes luego que dos exposés sobre el productor Harvey Weinstein detonaran en Hollywood el movimiento que hoy se conoce como #MeToo, un artículo en The New York Times dio voz a cinco mujeres que acusaban a C.K. de lo que en castellano se traduce literalmente como “mala conducta sexual”. Al día siguiente, él mismo reconoció públicamente la veracidad de lo publicado. Lo mismo que había negado un mes antes, cuando solo se trataba de “rumores”


Desesperades por correrse del ojo de la tormenta, todes inmediatamente cortaron lazos: su representación lo desconoció, el canal FX canceló su serie y quitó su crédito de productor ejecutivo en otras producciones, HBO y Netflix bajaron su contenido, y la película por él dirigida y protagonizada que acaba de debutar en el festival de Toronto fue a parar al estante de las cintas malditas, donde continua hasta hoy, sin estreno comercial programado. No faltaron tampoco llamados desde el público y la crítica a no consumirlo más. Porque ahora esos chistes ya no causaban gracia. Porque había que dejar de darle de comer. 

De esta última vocación nace la indignación desatada por cada paso que el comediante ha dado en pos de volver a ocupar un lugar en la escena, apenas disimulado caminito que culminó en el estreno del presente especial de stand up. Si bien detrás del ostracismo impuesto a C.K. hay compañías actuando en beneficio propio, protegiendo su brand, esquivando el bulto de la responsabilidad que les toca, en la opinión pública se procesa como una suerte de justicia posible ante trasgresiones que no pueden, o no quieren, ser juzgadas en otras esferas de la vida en sociedad. Fiel al espíritu pragmático de la sociedad de consumidores norteamericana, la ciudadanía vota con el bolsillo, y castiga con él también. 

Lejos de ser nueva, la pregunta acerca de cómo reaccionar ante estas revelaciones, “qué hacer cuando el arte que amamos fue creado por un monstruo”, ha sido reflotada con el misma ímpetu con la que la tercera ola feminista ha logrado instalar sus reivindicaciones en la agenda cultural. Los imperativos éticos y los menesteres de la crítica se enredan ante las demandas sociales, políticas del movimiento. Yendo más allá del consumo particular de cada une, ¿qué lugar se le debe dar en la historia de sus respectivas artes a hombres como Woody Allen o Michael Jackson? ¿Alcanza con adjuntar una nota al pie que contextualice las obras a la luz de las acusaciones y/o sentencias? ¿O directamente se deben rehacer los cánones, bajar los cuadros de las paredes?

Hannah Gadsby argumenta en esta dirección en Nanette, su rupturista especial de stand up para terminar con todos los especiales de stand up. Allí no solo se despacha contra Picasso, preguntando si acaso el hecho de haber creado el cubismo es suficiente justificación para celebrar a un hombre de 45 años que tuvo una “relación” con una joven de 17, sino que insiste en que separar el arte de la vida de sus (miserables) creadores es hacerle el juego a los hombres poderosos que elevan su reputación por sobre quienes damnifican. En lo que acaso es la reinterpretación más radical de un chiste de Yayo jamás hecha, Gadsby remata diciendo que la historia del arte occidental no es otra cosa que la historia de hombres pintando mujeres como vasijas de carne para sus flores de penes

Esta postura, contraintuitiva para nuestra academia, que a lo largo del siglo XX se mudó del paradigma “vida y obra” a la “muerte del autor” y más allá, ha tenido impacto profundo en la crítica profesional de los medios norteamericanos. La citada y celebrada sitcom Louie fue completamente desterrada de las listas de lo mejor de la década. Salvo aisladas e interesantes reflexiones, este criterio fue adoptado en silencio, en un consenso tácito.

¿Acaso la admisión de culpa C.K. anula los méritos de la obra creada anteriormente (y en la cual, por virtud de la realidad material del medio, participó muchísima más gente que él)? ¿Necesariamente se debe leer, juzgar, la serie y los especiales de stand up a la luz de la vida de C.K., del abuso perpetrado por él? El “dilema de Louis C.K.”, como se lo llamó en el The New York Times, tiene además una particularidad que ya ha sido señalada en ensayos anteriores. La naturaleza reflexiva y autorrefencial del stand up, en general, y del trabajo de C.K., en particular (quien, además, dejó marca en cada esquina de sus producciones en calidad de protagonista, escritor, director, productor, etc.), hace difícil, o directamente imposible, que el contexto no informe nuestra experiencia con su humor. 

De hecho, una revisión contemporánea de la obra a la luz de la información hoy pública permite ver que mucho de su potencia viene de cierta reflexión sobre lo que, ahora sabemos, había hecho. Lo cual podría leerse alternativamente como gracia salvadora de la misma, o una razón más para meter todo en una bóveda, tirarlo al fondo del Atlántico y perder la llave.

C.K., consumado artesano de su oficio, lo sabe sobradamente. Por eso abre Sincerely con la pregunta “¿Cómo estuvieron ustedes durante el último par de años?”, lo que provoca la primera risa y aplausos de la noche. “Esperen a que encuentren mis fotos en blackface”, continua, provocador. 

A lo largo de toda la hora, el comediante tienta a la audiencia (en el teatro de Washington D.C. donde filmó el especial, en cada casa sentada delante de la pantalla) pinchando al proverbial elefante en la habitación. Cada sección empieza con anécdotas que denotan el itinerario de su huida europea (España, Francia, Polonia, “porque me tuve que ir hasta Polonia para poder hacer shows”) desde una Nueva York que dice haber amado, pero ahora odiar. 

“Prefiero estar en Auschwitz que en New York City”, arremete en el set up a uno de los mejores chistes del especial. “Quiero decir Auschwitz ahora. El Auschwitz de hoy, no entonces cuando estaba abierto. Ahora, es lindo ahora, tiene un gift shop. La gente va a propósito. Compra entradas. Eso me parece raro. Que la gente compre entradas para ir a Auschwitz. Es raro. Si le pudieras decir a aquella gente: ‘la gente va a comprar entradas para venir acá. Enrósquense pensando eso’”. 

Entre coqueteo y coqueteó con referenciar su caso, la comedia que despliega C.K. es esa misma, provocadora, escatológica y filosa (aunque quizás un poco menos afilada, con bordes más ásperos) que lo hizo el niño mimado de la crítica y el mercado durante los 2010. Jugando sobre la línea, a la sombra de la siempre bien ponderada Primera Enmienda, como les gusta a los comediantes yanquis. Yendo desde una reflexión sobre la palabra “retardado” al momento en que descubrió que en Francia la gente se mide la temperatura con un termómetro rectal. Del aborto a la homosexualidad.

 “¿No habrá hombres gay que extrañen los viejos tiempos?”, pregunta, comparando el sexo rutinario y marital que pueden disfrutar ahora con el peligroso “excitante” de la clandestinidad en la que antes se veían obligados a existir. “Oh, sí, le estoy rompiendo el corazón a mi madre”, exclama mientras sacude la pelvis de atrás hacia delante. 

Finalmente, en los últimos diez minutos del especial, luego de bailar la hora entera a su alrededor, refiere al tema con mayúscula. “A alguna gente le gusta cuando el sexo es retorcido”, dice señalándose a sí mismo. “¿Quieren hablar de eso? ¿Deberíamos hablar de eso? Bueno hablemos”. En un crescendo clásico del formato stand up, C.K. comienza con lo más chabacano y ofensivo (“Les doy un consejo: si le preguntan a alguien ‘¿Me puedo masturbar adelante tuyo?’ Shhh. Déjenme terminar. Quiero decir, déjenme terminar lo que estoy diciendo”), y de ahí va edificando hasta desembocar finalmente en lo que se propone como un giro empático:


"Así que, sea lo que sea lo tuyo. No sé lo que es. Tal vez no puedas acabar a menos que tengas a tu padre en altavoz. Sea lo que sea. Si quieres hacerlo con alguien más, tienes que preguntar primero. Pero si te dicen que sí, aun así, no puedes decir "¡Woo!" y encarar de una. Tenés que chequear a menudo. Supongo que eso es lo que quiero decir. Chequeen con la otra persona. Porque no siempre está claro cómo se siente la gente. Como a los hombres se les enseña a asegurarse de que la mujer está bien, pero la cosa es que las mujeres saben cómo parecer estar bien cuando no lo están. Así que no puedes mirarla a la cara y arrancar, sus ojos están secos, estamos bien. Seguir dándole. Tenés que preguntar. Porque la comunicación durante el sexo puede ser muy confusa. Como a veces estás con una mujer, estás teniendo sexo, ella está haciendo ruidos. Ella dice: "oooh, ahhh", y tú dices: "Dios mío, le encanta". No necesariamente. A veces hacen esos ruidos sólo para superar el momento, porque es más fácil decir 'oooh' que decir, 'Odio cómo me cojés. Honestamente, es horrible'. Así que ella hace 'ooooh mi amor'. Es una especie de canto espiritual negro. Es algo similar. Así que asumir que le gusta es como si escucharan a los esclavos cantando en los campos y te dijeran: "¡Eh, la están pasando bomba ahí fuera!"


En esta catarsis final, todo quiere (volver a) estar bien. C.K., como dijimos maestro en lo suyo, construye el chiste con gran efecto, en una asociación ingeniosa, con filo sociohistórico. Pero, ¿esta inversión final justifica/anula las provocaciones con las que fue cebando a la audiencia a lo largo de la hora? Porque acá los chistes (las estocadas contra New York y la reacción de los medios, el fastidio con lo que “le pasó”) cobra otros matices al estar hablándose no de hipotéticos, no de las observaciones obsesivo compulsivas o cuitas personales que motorizan buena parte del stand up, sino de acusaciones hechas públicamente. De la vivencia de mujeres que se expusieron para confrontar a su abusador. O, quizás, la provocación del humor siempre juega sobre ese límite, intransgredible para uno y gracioso para otro, y esta vez el pie sobre la tiza queda más expuesto por todo lo que rodea a cada remate.

Aunque, creo, lo más problemático de Sincerely Louis C.K. no es la transgresión con la que chumba el comediante, sino precisamente la catarsis del final, el momento de empatía. Por varias razones, no siendo una menor que al hacerlo sobre el escenario y en sus propios términos. Sin las voces de las víctimas presentes, él controla el discurso y puede moldearlo cómo se le dé la gana. 

El resultado, ese desenlace donde aparece un reconocimiento de lo trasgredido, atribuido aquí a una falla en la comunicación, a una incapacidad o falta de deseo en corroborar el consentimiento de la otra parte, habilita a un arco redentorio. “Aprendí de mi error, no lo voy a volver a hacer, y Uds. no deberían hacerlo tampoco” es la suma de lo finalmente dicho ¿Está bien aceptar esa narrativa propuesta? No lo sé ¿La aceptamos de manera tácita mirando el especial, riéndonos de los chistes? Tiendo a pensar que sí. 

Pero si la capacidad de perdonar la tienen solo las víctimas de los abusos de C.K., ¿qué es entonces lo que se está negociando aquí con los espectadores, con nosotros? ¿Acaso debemos perdonarlo, no por los abusos denunciados y reconocidos, sino por haber roto el pacto con la audiencia al hacernos enfrentar una realidad desagradable oculta tras el arte que gozamos consumir, de los chistes con que nos supimos cagar de risa?

 Si bien la suerte de disculpa no disculpa a lo que aspira ser en parte Sincerely Louis C.K. me parece mucho mejor labrada, e incluso más satisfactoria en su mea culpa, que otros ejemplos del emergente género de stand ups de arrepentidos (comparado, por ejemplo, con Right Now del también denunciado Aziz Ansari), estas preguntas laten de fondo, sobre todo cuando comienzan a rodar los créditos y las risas se apagan. 

Todo momento tendiente a la empatía, a la compresión, necesario en la construcción de un humor más tridimensional que no caiga en la burla burda, a cualquier acto narrativo incluso, es saboteado por la alarma que despierta el riesgo del indulto. Lo cual es decir mucho en una hora que languidece un poco hasta llegar a la mención de la aniquilación de la familia paterna del comediante durante el Holocausto.

Y si el humor, el relato ofrecido en Sincerely no alcanza para garantizar la rehabilitación del cómico en la arena del entretenimiento, a los ojos de la opinión pública ¿qué sí lo haría? ¿Un unipersonal dramático lleno de autoflagelación y remordimiento? ¿Acaso siquiera es posible esa suerte de regreso a la escena, cuando el consumo de su palabra implica una suerte de pacto narrativo entre el que cuenta y el que escucha? 

De obturar por completo la posibilidad de la catarsis de la redención, esas que siempre nos encanta

consumir en la ficción y la no ficción, por lo menos cuando se trata de otras faltas y delitos, quedamos frente a la propuesta de Gadsby ¿Deberíamos, como ella propone, condenarlo a la ignominia del olvido, creando un nuevo canon que lo exorcice de la historia de la comedia y la televisión? ¿O, como de facto sucede, su éxito depende del mercado, de la buena voluntad de productores y la demanda del público, abriendo a la posibilidad de que la historia de C.K. tenga “final feliz”? 

Como anima de manera contemporánea y magistral Bojack Horseman, todas estas preguntas, dolorosamente abiertas, espesan el aire dentro de industrias y farándulas donde abundan los placares llenos de esqueletos. El desarrollo de la historia del titular caballo actor a lo largo de las temporadas culmina, como no puede ser de otra manera aun, en una conclusión deliberadamente insatisfactoria, y quizás provisoria. 

Uno se puede sumergir mediante flashbacks en el pasado individual y colectivo para encontrar explicaciones que ayuden a comprender, pero esto no quita que ciertos límites, una vez rotos, rotos para siempre quedan. El final abierto parece querer decir que la vida continúa, con el cargo y la culpa expuestos, y que por más que el responsable acepte la parte que le toca, las cosas no pueden a volver a ser como antes. Y hay que vivir con eso. 

Mientras el mercado de bienes culturales se contorsiona e intenta adaptarse a las demandas del orden de lo ético que nacen de los medios y de base, estas preguntas quedan haciendo eco, en los altos techos de los claustros académicos y en la cabeza del espectador ¿Se llegará a una solución de compromiso sin cambio de fondo como proponen las etiquetas “Fair Trade” y “Bio” que encontramos en un supermercado primermundista? Por ahora, y en este caso, no sin cierto grado de culpa (amortiguada por haber “accedido” al material de forma que no deja ningún rédito al comediante), yo debo admitir que me reí.




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miércoles, 24 de junio de 2020

Billions Temporada 5

Billions Temporada 5 #SpoilerAlert

Billions se ha establecido como la gran historia de la victoria épica del capitalismo. Ya en su quinta temporada ha estabilizado un modelo narrativo con las pequeñas cosas que ilustran el mundo del lujo del 1% más rico y la lucha épica entre la ley y el mercado. Esta serie va incrementando el nivel de complejidad de los conflictos entre los personajes que se enfrentan en una competencia feroz.


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domingo, 21 de junio de 2020

Tema Musical de la serie División Miami

El tema musical de la serie de televisión División Miami es interpretado por el músico Ian Hammer. La canción de Miami Vice hizo famoso al interprete y compositor que logró cierto éxito y reconocimiento por esta serie. División Miami fue una serie producida por el hoy consagrado directorde cine Michael Mann. Esta serie cuenta la historia de un policía y su compañero que son agentes infiltrados en el mundo del narcotráfico de la ciudad de Miami.
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