jueves, 9 de julio de 2020

Algunas grandes películas con banda sonora de Ennio Morricone

Ennio Morricone es un compositor y director de orquesta, famoso por bandas sonoras de grandes películas, que falleció el pasado 6 de julio. Deja un enorme legado para el cine y la música y se lo puede considerar uno de los grandes del cine. Realizó más de 500 bandas sonoras y recibió un premio Oscar en 2006 y otro en 2015 por la banda sonora de la película Los 8 más odiados.
Hacemos un homenaje a  Ennio Morricone recordando algunas de sus más memorables películas.


Los 8 más odiados - 2015 (The Hateful Eight).
Las música es un elemento fundamental para el cine de Tarantino. En esta película Ennio Morricone orquesta un western particular. Su música logra ambientar un escenario inhóspito y hostil donde se desarrollará un trama de engaños que resolverá -como en el cine de Tarantino- en un baño de sangre.
La música de Morricone establece esa atmósfera de forma brillante.


Vatel - 2000.
Vatel es una película francesa protagonizada por Gérard Depardieu, Uma Thurman y Tim Roth. Es la historia de un maestro de ceremonias y cheff de la corte francesa del siglo XVII. La película es un deleite visual y auditivo. Morricone acompaña las impactantes imágenes de los castillos, los jardines y las festejos del rey de Francia. 


Misión a Marte - 2000 (Mission To mars)
En el año 2000 Morricone también compuso la banda sonora de la película de ciencia ficción Misión a Marte dirigida por el director Brian De Palma. Una gran producción cinematográfica con momentos de suspenso en el espacio. Otra gran obra maestra de este compositor.

 

Acosos sexual - 1994 (Disclouser)
Acoso sexual fue una película polémica sobre el acoso sexual en el trabajo invirtiendo los estereotipos de victima y acosador. Una narrativa que ha cambiado en nuestros tiempos.
Esta película protagonizada por Michael Douglas y Demi Moore estaba dirigida a las grandes audiencias y fue uno de los éxitos de taquilla de ese año. Una vez más la música de Morricone logró establecer el clima de este thriller.


En la linea de fuego 1993 (In the line of fire) 
Esta película dirigida por Wolfang Peterson y protagonizada por Clint Eastwood John Malkovich Rene Russo es un poco la antecesora de películas como Olympus bajo fuego, donde atentan contra el presidente. 
Es una de esas películas  de Clint Eastwood de transición de sus películas de Harry el Sucio. En esta oportunidad Morricone tiene la oportinidad de musicalizar un thiller de acción.


La ciudad de la Alegría - 1993 (City of Joy) 
Una película que lleva a Patrick Swayze a un recorrido para conocer su ser interior en un paraíso terrenal. Una película con fotografía asombrosa. Morricone en esta película logra enmarcar musicalmente la belleza natural del paisaje.


Estado de gracia 1990 (State of Grace)
Una película de gangsters atípica en donde se perfilan las carreras de grandes figuras de Hollywood como Sean Penn y Gary Oldman. Una película que logró capturar la estética de los 90 en una especie de policial grunge.

Pecados de Guerra - 1989 (Casualities of war)
Nuevamente en colaboración con el director Brian De Palma Morricone logra otra gran película. Esta vez un drama sobre la guerra de Vietnam con Sean Penn y Michael J. Fox. Aunque bien recibida por la crítica al público no le resultó fácil digerir los crímenes de Vietnam.
Un drama con escenas crudas. La música de Morricone logra acentuar la tragedia de historia.


Atame - 1989

Ese mismo año Morricone colaboró con Almodóvar en esta comedia de enredos con el actor Antonio Banderas.


Cinema Paradiso -1988

Una película memorable cuya música e historia perdura en la memoria de quien lloró con este film. Esta película italiana del director Giuseppe Tornatore protagonizada por Philippe Noiret y Antonella Attili recrea la nostalgia del ritual del cine como práctica de socialización que permitía evocar la imaginación e inspirar sentimientos.
Una gran banda sonora para recordar.


Los Intocables - 1987 (The Untachables)

Otra vez una colaboración con el director Brian De Palma para este drama de época que recrea la lucha de Elliot Ness contra Al Capone durante la ley seca. Un gran elenco compuesto por Kevin Costner, Sean Connery y Robert De Niro en el papel de Capone.


La misión - 1986 (The mission)

Una película testimonial sobre el destino de las misiones jesuitas en el territorio de la Argentina y el Paraguay. Un drama épico sobre los crímenes de la colonización y los sacrificios redentores de quienes defendieron a los pobladores originarios.
Un gran reparto donde se destacan Jeremy Irons y Robert De Niro.


La cosa -1982 (The thing)

Este clásico de terror de John Carpenter es ya una película de culto. Un film con alta tensión y mucho suspenso, Efectos especiales increibles para la época que no logran opacar la grandiosa banda sonora.

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miércoles, 8 de julio de 2020

CHON "Grow" (2015)

CHON "Grow" (2015)



En este momento comienzan a hacerse balances de lo más destacado de la década anterior. Este disco podría estar entre los mejores discos de la última década.
Hay algo de conceptual ya desde el nombre de la banda CHON o el acrónimo de los elementos fundamentales para la vida: carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Hay en este grupo una pretensión de lograr lo más complejo desde lo sencillo.

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El arte lumínico de Stephen Knapp

Stephen Knapp es un reconocido artista contemporáneo con más de 30 años de trayectoria que utiliza la luz como recurso expresivo en su obra. Inventor de lo que denomina "lightpaintings", utiliza el reflejo de la luz  para crear pinturas. Por medio de estructuras y paneles de vidrio y otros materiales proyecta luz sobre distintas superficies creando formas y colores que lucen como pinturas abstractas. El artista define su obra como instalaciones a base de luz. Combina elementos de la pintura, la escultura, y la arquitectura para realizar composiciones multidimensionales. La radiación de la luz genera pinturas intangibles que juegan con la percepción del espectador.
Su obra ha sido expuesta en renombrados museos y forma parte de importantes colecciones privadas y corporativas.










lightpaintings.com
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martes, 7 de julio de 2020

Snowpiercer

Snowpiercer

Snowpiercer es una serie de Netflix basada en la película del director ganador del Oscar a Mejor película  Bong Joon-ho. La historia transcurre en un futuro distópico en el que el planeta se ha congelado y la única vida existente persiste en un tren que circula infinitamente a través del mundo.


La serie presenta un versión diluida de la película y adaptada al genero policíaco. Aunque la temática de la premisa sigue siendo las injustas y diferencias sociales en un mundo al borde de la extinción. Un tema alegórico a cierta realidad neoliberal de la precarización y supervivencia. Como la película Parasito, el cine de Bong Joon-ho tiene una mirada crítica que logra captar en la ficción aspectos de nuestras vidas cotidianas.


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lunes, 6 de julio de 2020

Una reseña de Sincerely Louis CK (2020)

¿Está bien reírse de esto? Una reseña de Sincerely Louis CK (2020)

Por Diego Labra @omnivorcultural


Llegué a El Mamut, un disco preferido, gracias a una amiga que ponía el vivo de Massacre en repeat durante esas largas tardenoches de estudio en que preparábamos orales y domiciliarios. Pero ella ya hace mucho que no escucha a la banda de sus amores adolescentes. Una decisión tomada a la luz de la barrabasada que dijo Walas sobre las denuncias de abuso que sacudieron al mundillo del rock under/indie local hace unos años, por los cuales el cantante pidió y volvió a pedir perdón. No puedo dejar de pensar en eso, en ella, mientras miro y me río con Sincerely Louis CK, el nuevo especial del titular comediante. 


Para los que no lo sepan, C.K. (Székely de nacimiento) es un estandapero, escritor, cineasta norteamericano quién, si bien venía laburando fuerte desde los noventa, logró mayor visibilidad y reconocimiento durante la década pasada gracias a su rupturista sitcom Louie (2010-2015) y las posteriores giras de estadio que este éxito televisivo le habilitó. Durante un lustro, la crítica de televisión le cantó loas, galardonándolo en listas de lo mejor del año, cada año, y peleó la punta en rankings de los comediantes más taquilleros de habla inglesa.

Todo esto hasta que, en noviembre de 2017, apenas un mes luego que dos exposés sobre el productor Harvey Weinstein detonaran en Hollywood el movimiento que hoy se conoce como #MeToo, un artículo en The New York Times dio voz a cinco mujeres que acusaban a C.K. de lo que en castellano se traduce literalmente como “mala conducta sexual”. Al día siguiente, él mismo reconoció públicamente la veracidad de lo publicado. Lo mismo que había negado un mes antes, cuando solo se trataba de “rumores”


Desesperades por correrse del ojo de la tormenta, todes inmediatamente cortaron lazos: su representación lo desconoció, el canal FX canceló su serie y quitó su crédito de productor ejecutivo en otras producciones, HBO y Netflix bajaron su contenido, y la película por él dirigida y protagonizada que acaba de debutar en el festival de Toronto fue a parar al estante de las cintas malditas, donde continua hasta hoy, sin estreno comercial programado. No faltaron tampoco llamados desde el público y la crítica a no consumirlo más. Porque ahora esos chistes ya no causaban gracia. Porque había que dejar de darle de comer. 

De esta última vocación nace la indignación desatada por cada paso que el comediante ha dado en pos de volver a ocupar un lugar en la escena, apenas disimulado caminito que culminó en el estreno del presente especial de stand up. Si bien detrás del ostracismo impuesto a C.K. hay compañías actuando en beneficio propio, protegiendo su brand, esquivando el bulto de la responsabilidad que les toca, en la opinión pública se procesa como una suerte de justicia posible ante trasgresiones que no pueden, o no quieren, ser juzgadas en otras esferas de la vida en sociedad. Fiel al espíritu pragmático de la sociedad de consumidores norteamericana, la ciudadanía vota con el bolsillo, y castiga con él también. 

Lejos de ser nueva, la pregunta acerca de cómo reaccionar ante estas revelaciones, “qué hacer cuando el arte que amamos fue creado por un monstruo”, ha sido reflotada con el misma ímpetu con la que la tercera ola feminista ha logrado instalar sus reivindicaciones en la agenda cultural. Los imperativos éticos y los menesteres de la crítica se enredan ante las demandas sociales, políticas del movimiento. Yendo más allá del consumo particular de cada une, ¿qué lugar se le debe dar en la historia de sus respectivas artes a hombres como Woody Allen o Michael Jackson? ¿Alcanza con adjuntar una nota al pie que contextualice las obras a la luz de las acusaciones y/o sentencias? ¿O directamente se deben rehacer los cánones, bajar los cuadros de las paredes?

Hannah Gadsby argumenta en esta dirección en Nanette, su rupturista especial de stand up para terminar con todos los especiales de stand up. Allí no solo se despacha contra Picasso, preguntando si acaso el hecho de haber creado el cubismo es suficiente justificación para celebrar a un hombre de 45 años que tuvo una “relación” con una joven de 17, sino que insiste en que separar el arte de la vida de sus (miserables) creadores es hacerle el juego a los hombres poderosos que elevan su reputación por sobre quienes damnifican. En lo que acaso es la reinterpretación más radical de un chiste de Yayo jamás hecha, Gadsby remata diciendo que la historia del arte occidental no es otra cosa que la historia de hombres pintando mujeres como vasijas de carne para sus flores de penes

Esta postura, contraintuitiva para nuestra academia, que a lo largo del siglo XX se mudó del paradigma “vida y obra” a la “muerte del autor” y más allá, ha tenido impacto profundo en la crítica profesional de los medios norteamericanos. La citada y celebrada sitcom Louie fue completamente desterrada de las listas de lo mejor de la década. Salvo aisladas e interesantes reflexiones, este criterio fue adoptado en silencio, en un consenso tácito.

¿Acaso la admisión de culpa C.K. anula los méritos de la obra creada anteriormente (y en la cual, por virtud de la realidad material del medio, participó muchísima más gente que él)? ¿Necesariamente se debe leer, juzgar, la serie y los especiales de stand up a la luz de la vida de C.K., del abuso perpetrado por él? El “dilema de Louis C.K.”, como se lo llamó en el The New York Times, tiene además una particularidad que ya ha sido señalada en ensayos anteriores. La naturaleza reflexiva y autorrefencial del stand up, en general, y del trabajo de C.K., en particular (quien, además, dejó marca en cada esquina de sus producciones en calidad de protagonista, escritor, director, productor, etc.), hace difícil, o directamente imposible, que el contexto no informe nuestra experiencia con su humor. 

De hecho, una revisión contemporánea de la obra a la luz de la información hoy pública permite ver que mucho de su potencia viene de cierta reflexión sobre lo que, ahora sabemos, había hecho. Lo cual podría leerse alternativamente como gracia salvadora de la misma, o una razón más para meter todo en una bóveda, tirarlo al fondo del Atlántico y perder la llave.

C.K., consumado artesano de su oficio, lo sabe sobradamente. Por eso abre Sincerely con la pregunta “¿Cómo estuvieron ustedes durante el último par de años?”, lo que provoca la primera risa y aplausos de la noche. “Esperen a que encuentren mis fotos en blackface”, continua, provocador. 

A lo largo de toda la hora, el comediante tienta a la audiencia (en el teatro de Washington D.C. donde filmó el especial, en cada casa sentada delante de la pantalla) pinchando al proverbial elefante en la habitación. Cada sección empieza con anécdotas que denotan el itinerario de su huida europea (España, Francia, Polonia, “porque me tuve que ir hasta Polonia para poder hacer shows”) desde una Nueva York que dice haber amado, pero ahora odiar. 

“Prefiero estar en Auschwitz que en New York City”, arremete en el set up a uno de los mejores chistes del especial. “Quiero decir Auschwitz ahora. El Auschwitz de hoy, no entonces cuando estaba abierto. Ahora, es lindo ahora, tiene un gift shop. La gente va a propósito. Compra entradas. Eso me parece raro. Que la gente compre entradas para ir a Auschwitz. Es raro. Si le pudieras decir a aquella gente: ‘la gente va a comprar entradas para venir acá. Enrósquense pensando eso’”. 

Entre coqueteo y coqueteó con referenciar su caso, la comedia que despliega C.K. es esa misma, provocadora, escatológica y filosa (aunque quizás un poco menos afilada, con bordes más ásperos) que lo hizo el niño mimado de la crítica y el mercado durante los 2010. Jugando sobre la línea, a la sombra de la siempre bien ponderada Primera Enmienda, como les gusta a los comediantes yanquis. Yendo desde una reflexión sobre la palabra “retardado” al momento en que descubrió que en Francia la gente se mide la temperatura con un termómetro rectal. Del aborto a la homosexualidad.

 “¿No habrá hombres gay que extrañen los viejos tiempos?”, pregunta, comparando el sexo rutinario y marital que pueden disfrutar ahora con el peligroso “excitante” de la clandestinidad en la que antes se veían obligados a existir. “Oh, sí, le estoy rompiendo el corazón a mi madre”, exclama mientras sacude la pelvis de atrás hacia delante. 

Finalmente, en los últimos diez minutos del especial, luego de bailar la hora entera a su alrededor, refiere al tema con mayúscula. “A alguna gente le gusta cuando el sexo es retorcido”, dice señalándose a sí mismo. “¿Quieren hablar de eso? ¿Deberíamos hablar de eso? Bueno hablemos”. En un crescendo clásico del formato stand up, C.K. comienza con lo más chabacano y ofensivo (“Les doy un consejo: si le preguntan a alguien ‘¿Me puedo masturbar adelante tuyo?’ Shhh. Déjenme terminar. Quiero decir, déjenme terminar lo que estoy diciendo”), y de ahí va edificando hasta desembocar finalmente en lo que se propone como un giro empático:


"Así que, sea lo que sea lo tuyo. No sé lo que es. Tal vez no puedas acabar a menos que tengas a tu padre en altavoz. Sea lo que sea. Si quieres hacerlo con alguien más, tienes que preguntar primero. Pero si te dicen que sí, aun así, no puedes decir "¡Woo!" y encarar de una. Tenés que chequear a menudo. Supongo que eso es lo que quiero decir. Chequeen con la otra persona. Porque no siempre está claro cómo se siente la gente. Como a los hombres se les enseña a asegurarse de que la mujer está bien, pero la cosa es que las mujeres saben cómo parecer estar bien cuando no lo están. Así que no puedes mirarla a la cara y arrancar, sus ojos están secos, estamos bien. Seguir dándole. Tenés que preguntar. Porque la comunicación durante el sexo puede ser muy confusa. Como a veces estás con una mujer, estás teniendo sexo, ella está haciendo ruidos. Ella dice: "oooh, ahhh", y tú dices: "Dios mío, le encanta". No necesariamente. A veces hacen esos ruidos sólo para superar el momento, porque es más fácil decir 'oooh' que decir, 'Odio cómo me cojés. Honestamente, es horrible'. Así que ella hace 'ooooh mi amor'. Es una especie de canto espiritual negro. Es algo similar. Así que asumir que le gusta es como si escucharan a los esclavos cantando en los campos y te dijeran: "¡Eh, la están pasando bomba ahí fuera!"


En esta catarsis final, todo quiere (volver a) estar bien. C.K., como dijimos maestro en lo suyo, construye el chiste con gran efecto, en una asociación ingeniosa, con filo sociohistórico. Pero, ¿esta inversión final justifica/anula las provocaciones con las que fue cebando a la audiencia a lo largo de la hora? Porque acá los chistes (las estocadas contra New York y la reacción de los medios, el fastidio con lo que “le pasó”) cobra otros matices al estar hablándose no de hipotéticos, no de las observaciones obsesivo compulsivas o cuitas personales que motorizan buena parte del stand up, sino de acusaciones hechas públicamente. De la vivencia de mujeres que se expusieron para confrontar a su abusador. O, quizás, la provocación del humor siempre juega sobre ese límite, intransgredible para uno y gracioso para otro, y esta vez el pie sobre la tiza queda más expuesto por todo lo que rodea a cada remate.

Aunque, creo, lo más problemático de Sincerely Louis C.K. no es la transgresión con la que chumba el comediante, sino precisamente la catarsis del final, el momento de empatía. Por varias razones, no siendo una menor que al hacerlo sobre el escenario y en sus propios términos. Sin las voces de las víctimas presentes, él controla el discurso y puede moldearlo cómo se le dé la gana. 

El resultado, ese desenlace donde aparece un reconocimiento de lo trasgredido, atribuido aquí a una falla en la comunicación, a una incapacidad o falta de deseo en corroborar el consentimiento de la otra parte, habilita a un arco redentorio. “Aprendí de mi error, no lo voy a volver a hacer, y Uds. no deberían hacerlo tampoco” es la suma de lo finalmente dicho ¿Está bien aceptar esa narrativa propuesta? No lo sé ¿La aceptamos de manera tácita mirando el especial, riéndonos de los chistes? Tiendo a pensar que sí. 

Pero si la capacidad de perdonar la tienen solo las víctimas de los abusos de C.K., ¿qué es entonces lo que se está negociando aquí con los espectadores, con nosotros? ¿Acaso debemos perdonarlo, no por los abusos denunciados y reconocidos, sino por haber roto el pacto con la audiencia al hacernos enfrentar una realidad desagradable oculta tras el arte que gozamos consumir, de los chistes con que nos supimos cagar de risa?

 Si bien la suerte de disculpa no disculpa a lo que aspira ser en parte Sincerely Louis C.K. me parece mucho mejor labrada, e incluso más satisfactoria en su mea culpa, que otros ejemplos del emergente género de stand ups de arrepentidos (comparado, por ejemplo, con Right Now del también denunciado Aziz Ansari), estas preguntas laten de fondo, sobre todo cuando comienzan a rodar los créditos y las risas se apagan. 

Todo momento tendiente a la empatía, a la compresión, necesario en la construcción de un humor más tridimensional que no caiga en la burla burda, a cualquier acto narrativo incluso, es saboteado por la alarma que despierta el riesgo del indulto. Lo cual es decir mucho en una hora que languidece un poco hasta llegar a la mención de la aniquilación de la familia paterna del comediante durante el Holocausto.

Y si el humor, el relato ofrecido en Sincerely no alcanza para garantizar la rehabilitación del cómico en la arena del entretenimiento, a los ojos de la opinión pública ¿qué sí lo haría? ¿Un unipersonal dramático lleno de autoflagelación y remordimiento? ¿Acaso siquiera es posible esa suerte de regreso a la escena, cuando el consumo de su palabra implica una suerte de pacto narrativo entre el que cuenta y el que escucha? 

De obturar por completo la posibilidad de la catarsis de la redención, esas que siempre nos encanta

consumir en la ficción y la no ficción, por lo menos cuando se trata de otras faltas y delitos, quedamos frente a la propuesta de Gadsby ¿Deberíamos, como ella propone, condenarlo a la ignominia del olvido, creando un nuevo canon que lo exorcice de la historia de la comedia y la televisión? ¿O, como de facto sucede, su éxito depende del mercado, de la buena voluntad de productores y la demanda del público, abriendo a la posibilidad de que la historia de C.K. tenga “final feliz”? 

Como anima de manera contemporánea y magistral Bojack Horseman, todas estas preguntas, dolorosamente abiertas, espesan el aire dentro de industrias y farándulas donde abundan los placares llenos de esqueletos. El desarrollo de la historia del titular caballo actor a lo largo de las temporadas culmina, como no puede ser de otra manera aun, en una conclusión deliberadamente insatisfactoria, y quizás provisoria. 

Uno se puede sumergir mediante flashbacks en el pasado individual y colectivo para encontrar explicaciones que ayuden a comprender, pero esto no quita que ciertos límites, una vez rotos, rotos para siempre quedan. El final abierto parece querer decir que la vida continúa, con el cargo y la culpa expuestos, y que por más que el responsable acepte la parte que le toca, las cosas no pueden a volver a ser como antes. Y hay que vivir con eso. 

Mientras el mercado de bienes culturales se contorsiona e intenta adaptarse a las demandas del orden de lo ético que nacen de los medios y de base, estas preguntas quedan haciendo eco, en los altos techos de los claustros académicos y en la cabeza del espectador ¿Se llegará a una solución de compromiso sin cambio de fondo como proponen las etiquetas “Fair Trade” y “Bio” que encontramos en un supermercado primermundista? Por ahora, y en este caso, no sin cierto grado de culpa (amortiguada por haber “accedido” al material de forma que no deja ningún rédito al comediante), yo debo admitir que me reí.




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lunes, 29 de junio de 2020

10 grandes bandas sonoras de películas

10 grandes bandas sonoras de películas

Hay películas -que entre muchos de sus aspectos cinematográficos- se destacan por sus bandas sonoras. La música en algunas escenas cumple un papel fundamental para la película. Ésta forma parte del lenguaje cinematográfico y permiten establecer un ambiente, un ritmo, fijar un tema, darle sentido a la acción de los personajes, etc. Una escena que se puede tomar de ejemplo de esto es en la película Perros de la calle cuando Mr. Blond (Michael Mandsen) le corta la oreja al policía que está atado con la canción "Stuck in the midle with you" (Atrapado contigo). El chiste (la ironía) queda claro. Justamente en las películas de Tarantino la banda sonora es un elemento importante de la película.
En esta lista proponemos 10 grandes bandas sonoras de películas. La música en estas películas no es un elemento más. En cierta medida cuando escuchamos estas canciones nos evocan alguna imagen de estas películas. También en cierta manera esta articulación del cine y música muestran un acontecimiento en el que se fija la cultura popular marcando un acontecimiento para la cultura.
Aquí -sin un orden específico- proponemos una lista de 10 películas con grandes bandas sonoras.

10. Generación X (Reality Bites) - 1994.


Una película y un elenco memorable. Esta película captura el espíritu de los años 90. Generación X fue dirigida por Ben Stiller, quien también desempeñó el papel del adversario del principal personaje masculino (la protagonista de la película es una mujer), el yuppie que venía a desbalancear la relación entre Wynona Ryder y Ethan Hawke. En esta película la música sirve para establecer las situaciones y ambientar las escenas.
La banda sonora de Reality Bites incluye temas como Spinning around over you de Lenny Kravitz, All I want is you de U2, y Let´s talk about sex de Salt and Pepper.
Tal vez la escena más memorable de la película es donde suena la canción My Sharona.



9. Boogie Nights - 1997.


La banda sonora de Boogie Nights es un elemento fundamental en esta película sobre la historia del porno que atraviesa los fines de los 10 y comienzos de los 80. La música de Boogie nights establece el ambiente y marca el ritmo. Logra transportarnos al tiempo del disco. En esta opera prima de Paul Thomas Anderson la música mantiene el ritmo del relato y marca el tono de muchas escenas. Es difícil elegir alguna escena más destacable donde se luzca la banda sonora. La música es integral a la narrativa desde el comienzo con la canción Best of my love de The Emotions hasta en los momentos emotivos de God only knows de los Beach boys.
El trailer de la película resume ese soundtrack.



8 María Antonieta - 2006


Una decisión muy particular la de Sofía Coppola de musicalizar una película sobre el siglo XVIII con música pop e indie de los 80s y 90s. Esta muestra a María Antonieta como una especie de hipster, o al menos una persona muy moderna, que vivía como una adolescente del siglo XX. En ese sentido la realeza absolutista logró encarnar la subjetividad de la juventud privilegiada contemporánea. 
El soundtrack de Marie Antoniette consta de un album doble donde se compilan bandas como The Cure, The Gang of four, Siouxie and the Banshees, hasta The Strokes y Air.

7. Pulp Fiction - 1994


La música forma parte del montaje de esta película. Ya hicimos una referencia al papel que juega la música en las películas de Tarantino. Pulp fiction no es la excepción. Esta película es una experiencia tanto visual como auditiva. La música marca los distintos episodios que forman parte de esta trama fragmentada pero íntimamente intrincada. 
Una selección erudita de grandes temas desconocidos que calzan a la medida de esta historia noir.
Una escena memorable de pulp fiction es el baile entre Vincent Vega (John Travolta) y Mia Walace (Una Thurman).



6. Suban el volumen (Pup up the volumen) - 1990.


Una película que refleja el idealismo de los 90 encarnado en su música. Esa fué una época muy prolífera para la música. Entonces todavía se creía que se podía cambiar el mundo. La rebeldía todavía se veía como una virtud y esta película mostraba como la música podía liberarnos. Pero si el video mató a la estrella de radio, internet destruyó todos esos sueños.
En el soundtrack de esta película figuran bandas como Sonic youth, Pixies y Bad Brains con Henry Rollins reversionando la canción de los MC5



5. Purple rain - 1984.

Para hablar de Purple rain una palabra basta: Prince. Eso es lo más importante que se puede decir de esta película y no es poco. Una película ambivalente como el propio protagonista de esta historia de amor púrpura.
Este relato autoreferencial de uno de los más grandes genios musicales del siglo XX nos ofrece una épica oda musical.



4. Guardianes de la galaxia (Guardians of the Galaxy) - 2014


En esta aventura de fantasía y ciencia ficción la música es tan importante como los efectos visuales. La misma historia se ancla en una canción que establece la identidad del protagonista, un personaje de la tierra. La cultura del video clip es una influencia clara en esta película del espacio. En ese sentido la música es un elemento que permite ensamblar la acción.
Canciones como Hooked on a feeling, Cherry Bomb de las Runaways, como temas de Bowie, Marvin Gale entre otros.
Una gran escena musical de esta película incluye una canción de los Jackson 5.


3. Trainspotting - 1996


Los 90 no solo fue un relato optimista. Trainspotting muestra otra faceta de esa época. Una mirada marginal y desesperanzada sobre el fin del estado de bienestar. La película muestra la vida de un grupo de amigos que viven una vida de adicción al límite. 
La banda sonora de esta película cuenta con música de Iggy Pop, Brian Eno, Lou Reed, y el himno electrónico de Underworld.



2. Rebeldes y confundidos (Dazed and confused) - 1993.


Este drama-comedia juvenil recrea el último día de clases de un grupo de adolescentes en los años 70. La música es un elemento que permite recrear esta década. Dazed and confused, además de por la música se destaca por un gran elenco en el que participan Mathew McConaghey y Milla Yovovich.
La banda musical de esta película esta constituida por rock clásico de los 70. La música de Alice Cooper, Aerosmith, Deep Purple y Peter Frampton, entre otros, hacen de esta película una gran experiencia.



1. El club de los 5 (Breackfastclub) - 1985


No te olvides de mi: -Don´t you (forget about me). Esa canción y esta película marcó a una generación. Este ya clásico del director John Hughes muestra el ritual de paso de un grupo de adolescentes en detención. Una radiografía de la estratificación social en la escuela secundaria y como las distintas clases de jóvenes comparten las mismas inquietudes e inseguridades.
Una banda sonora inolvidable.

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Brand New, “The Devil and God Are Raging Inside Me” (2006)

Brand New, “The Devil and God Are Raging Inside Me” (2006) 
Por Diego Labra   @omnivorcultural

En el relato de la historia del rock, está instalado que este murió en los noventa de dos estocadas, primero, el suicidio de Kurt Cobain, y segundo, con la invasión del pop ready-made de Meamiiii de artistas prefabricados como los Backstreet Boys y Britney que invadió las ondas catódicas del globo. 

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domingo, 28 de junio de 2020

La Pintura Hiperrealista de Philipp Weber

La Pintura Hiperrealista de Philipp Weber

Philipp Weber es un artista alemán nacido en Rostock, en 1974. Reside y trabaja en las ciudades de Kassel y Berlin,  Estudió en la academia de arte  de Kassel.
La pintura de Weber es de estilo hiperrealista y utiliza la figura femenina para abordar temas como la vida, la rivalidad y el narcisimo. Pinta mujeres in posiciones tradicionales imitando la fotografía artística. Su estilo es detallista pero desprovisto.
Phillip Weber es un artista con una habilidad increible. Ha forjado una clara progresión artística a lo largo de su carrera. La inspiración de Philipp proviene de películas, libros, viajes, compañeros artistas y personas creativas, y sobre todo de las historias personales de las personas sobre sus vidas, revelando aspiraciones y sueños que van más allá de cualquier piel impecable o fachada elegante. “Mis fotos son sobre la vida y la muerte, la desesperación y la esperanza, las fotos de la serie en la que estoy trabajando actualmente fueron tomadas en Islandia. La naturaleza y el elemento del agua nuevamente juegan un papel, al igual que la tragedia y la fuerza interior ''


Serie Bendita Resistencia 2018


Introspección 2018


La furia de Mona 2018


Nuevo Nacimiento 2015


Nuevo Nacimiento 2014


Bendecida 2013


Creatura 2005


Corazón Blanco 2007



Corazón Blanco 2004


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miércoles, 24 de junio de 2020

Billions Temporada 5

Billions Temporada 5 #SpoilerAlert

Billions se ha establecido como la gran historia de la victoria épica del capitalismo. Ya en su quinta temporada ha estabilizado un modelo narrativo con las pequeñas cosas que ilustran el mundo del lujo del 1% más rico y la lucha épica entre la ley y el mercado. Esta serie va incrementando el nivel de complejidad de los conflictos entre los personajes que se enfrentan en una competencia feroz.


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